Una alfombra de calidad puede agregar sabor y textura a una habitación, calentar pisos que son fríos al tacto y absorber ecos en un espacio de vida escaso. Las alfombras de cuero no son diferentes, pero pueden ser una inversión considerable en comparación con las alfombras de lana o algodón, por lo que los compradores deberían ser muy cuidadosos en todo momento. Con una limpieza adecuada, una alfombra de cuero puede ser una pieza central para su habitación y una valiosa reliquia.
Paso 1
Saque su alfombra al aire libre y sacúdala: esta es una forma rápida de eliminar las partículas de polvo sueltas que se acumularon en ella debido al tráfico peatonal o al polvo suelto de la habitación. Una vez que hayas hecho eso, trae la alfombra adentro.
Paso 2
Mezcle agua y un jabón suave y natural en un tazón o un balde, dependiendo del tamaño de su alfombra. Si el fabricante del cuero no recomienda limpiar con agua y jabón, use un limpiador de cuero a base de espuma.
Paso 3
Sumerja un trapo en la mezcla de limpieza y limpie suavemente en un patrón circular.
Paso 4
Limpie cualquier residuo del jabón o espuma con un segundo trapo humedecido en agua limpia y exprimido por exceso de humedad.
Paso 5
Seque la alfombra con toallas suaves y pesadas con objetos pesados. Un libro hará bien el trabajo. Esto reducirá la posibilidad de rayar o dañar el color de cualquier limpiador que no haya eliminado por completo. Si la alfombra aún está húmeda después de que la hayas secado, deja que se seque al aire.